¿Cómo tener un Dulce Hogar?

¿Cómo tener un dulce hogar? #CelestialStereo

“Hogar de mis recuerdos a ti volver anhelo, no hay sitio bajo el cielo más dulce que el hogar. Morara yo en palacios, corriendo el mundo entero, a todos yo prefiero mi hogar, mi dulce hogar”. (Canción popular en todos los países de habla inglesa, pero conocida en todo el mundo, escrita por John Howard Payne).

El hogar puede ser un lugar de armonía y contentamiento, o un lugar de pleitos y contiendas. Un jardín lleno de frescas y olorosas flores o un campo de batalla. ¿Cómo es tu hogar? ¿Feliz, fuerte y capaz de sobrevivir las tempestades de la vida? ¿Puedes decir cuando llegas a tu casa: ‘hogar, dulce hogar’?

¿Cómo tener un Dulce Hogar? La Biblia nos da un plan para un hogar cuya estructura es hermosa y firme con un ambiente muy placentero. El hogar es una importante unidad social. El hogar ha sido ordenado divinamente para nuestra satisfacción física, para nuestra felicidad emocional, y para nuestro desarrollo espiritual.


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El Plan de Dios siempre ha sido que las familias vivan en armonía y que los miembros traigan felicidad los unos a los otros. Entonces ¿Por qué hay tantos hogares desdichados? ¿Por qué  son destruidos por las discordias, la separación y el divorcio? Es porque no han seguido el Plan del Creador, sus pasos han sido desatendidos. En las Sagradas Escrituras encontramos los materiales necesarios para construir un hogar feliz.

Estos hogares son lugares donde reina el amor, la confianza, el interés mutuo y el servicio sin egoísmo el uno al otro. Tales hogares son los que duran años  y allí siguen estables. Son los que han permitido que el Todopoderoso sea quien edifique sus fundamentos. “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Salmo 127:1).

El hogar es una pequeña comunidad entre sí y como en cualquier unidad social, se necesita delegar ciertas áreas de responsabilidad. Dios nos ha dado los detalles de esta orden en la Biblia. Es una estructura de autoridad, la cual si la seguimos, traerá orden y felicidad a nuestro hogar. Se le requiere al esposo mayor responsabilidad porque es la cabeza del hogar, luego la esposa y por último los hijos. (Lea 1Corintios 11:3, Efesios 5:22-24).


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Al casarse el esposo y la esposa empiezan una unión en la cual cada uno tiene responsabilidades y obligaciones. Se necesita de los dos para que el hogar sea completo. Alguien tiene que ser la cabeza y para eso Dios puso al hombre, “Porque el marido es la cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador” (Efesios 5:23).

Pablo también enseña: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a su iglesia, y se entregó así mismo por ella” (Efesios 5:25). Tal amor causa al esposo dar a su esposa lo mismo, cuidándola y amándola como a su mismo cuerpo (Efesios 5:28). Un esposo que ama a su esposa no la considera inferior o menor que él mismo. Al contrario, confía en ella y tratándola en amor como una verdadera compañera.

“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos” (1Pedro 3:1). Cuando la esposa sigue la dirección de su esposo en el hogar, éste será un refugio de amor y de paz. Efesios 5:33 dice: “Y la mujer respete a su marido”. Este principio básico para tener un buen hogar se ha perdido tanto hoy día; y es la causa de que muchos hogares sean un campo de batalla, donde insultos vienen e insultos van.


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Por otro lado, los hijos también juegan un papel fundamental en el hogar. El deber de ellos es obedecer a sus padres. “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (Efesios 6:1). Cuando se guarda el plan de Dios para el hogar y se sigue al pie de la letra, los resultados son: ‘Un hogar, un dulce hogar feliz’.

Amado peregrino, debes tener en cuenta que un hogar feliz empieza en nuestro corazón. No podemos tener paz en nuestro hogar sino la tenemos en nuestro corazón. Podemos tener la victoria personal sobre nuestras irritaciones y problemas del día cuando ponemos nuestra confianza en el Señor. “Tú guardaras en completa paz aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).

Crea y acepte el Plan de Dios para su vida y para su hogar. El Señor está esperando bendecir su corazón y su familia también. Entréguese a él de todo corazón y sea fiel. Algún día él le abrirá la puerta del hogar celestial, donde la felicidad y la perfecta paz le darán su bienvenida. Dios te bendiga.

 

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