“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Te 5.18).
A lo largo de todo el año que Dios nos ha permitido vivir… nos quedaron muchas vivencias y recuerdos que matizan nuestra vida, muchas de ellas en verdad graciosas, otras muy incomodas, pero sin lugar a dudas muy hermosas por tener la oportunidad de vivirlas.
A través del tiempo que Dios nos regala, tenemos la oportunidad de compartir con nuestros más allegados, y paso a paso, día a día cumplir los sueños que nos trazamos con la voluntad del Todopoderoso. Y por otro lado, de nuevo lápiz y papel para bosquejar nuevos proyectos deseando un final feliz.
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Debo mencionar que en realidad cada año nuevo es particular para todos, y lo llamamos cumpleaños, pero nos hemos puesto de acuerdo en que los 31 de diciembre todos celebramos un año culminado, en el área laboral, en espigar lo que por un tiempo hemos sembrado y también en trazar nuevos objetivos para un espacio de tiempo venidero.
Para despedir el año debemos hacer una cosa, una única cosa, ponernos de rodillas y darle gracias a Dios por tanta bondad y misericordia. Por permitirnos culminar un periodo más de tiempo propuesto por nosotros mismos los humanos, tiempo respetado por El, y además de alguna manera con su permiso.
Recordar esas anécdotas únicas y vivencias particulares permitidas en el año y recordar de cuantas malas noticias Dios nos libró cada segundo y como cada día estuvo junto a nosotros, aconsejándonos, direccionándonos y supliendo todas nuestras necesidades: espirituales, emocionales y materiales; lo que compone a un Ser… la manera más adecuada de despedir el año siempre será, de rodillas ante El, él mejor amigo de Todos y e Único e incomparable Dios. Esta puede ser una sencilla oración para despedir el año:
“Señor, ha pasado un año, con su cortejo de actividades, de trabajos, de idas y venidas. Te lo ofrecemos tal como lo hemos vivido y como Tú lo has visto. Míralo con amor y archívalo en los pliegues de tu misericordia.
Te damos gracias, Señor, por los beneficios que hemos recibido a lo largo de este año. Gracias por las noches tranquilas y por las horas inquietas. Gracias por la salud y la enfermedad. Gracias por la sonrisa amable y por la mano amiga…
Queremos confiarte ahora nuestros deseos de gozo y de paz para el año nuevo que va a comenzar. Señor, bendícenos y concédenos caminar por sendas de paz y de justicia.
También queremos pedirte, Señor, por todos los que han muerto y han ido a tu encuentro en este año que termina, por los que se sienten solos y vacíos en medio del ruido y de las luces de esta Nochevieja, por los enfermos y moribundos, y por todos los que sufren en su cuerpo o en su espíritu…
Haz que todos seamos iluminados con tu Verdad y fortalecidos con tu Vida, y que sepamos descubrir, en lo efímero del tiempo, la esperanza gozosa de tu Eternidad. Amén”.
“Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co. 15.57).
¿Cuál sería tu oración?
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