El significado del Movimiento Misionero Mundial – Rev. José A. Soto

Los principios bíblicos que rigen esta obra no pueden ser cambiados. Nosotros no podemos inventar ninguna forma de trabajo aparte de lo que la Biblia lo permite.

 

Se dice que un funcionario público solo puede hacer lo que la ley le dice que haga. Los pastores tenemos un criterio parecido y debemos enmarcarnos en la Palabra de Dios, sin añadirle ni quitarle nada.

 

Los líderes de nuestra iglesia, y los hermanos deben hacer todo para la gloria de Dios en todas las áreas de sus vidas, para ser genuinos siervos del Señor.

 

Cualquiera puede aparentar ser un siervo de Dios, pero si escarbamos descubrimos que hay plástico, falsedad, traición y hasta encontramos las escalas de valores invertidas.

 

Para pastorear tenemos que estar motivados por el amor de Cristo. El que se daña y se desvía, se va por otras motivaciones, dinero, fama, gloria. Si la motivación es la correcta, tienes que saber hasta dónde estás dispuesto a sacrificar.

 

 

Si las cosas se hacen para la gloria de Dios, se deben examinar los motivos. Si esa actitud de fidelidad se desmorona como castillo de arena frente a una crisis, entonces no estaba dirigida con los motivos puros y genuinos. Solo era plástico, como una flor sintética falsa. No es parecer, es ser.

 

Algunos quieren hacer crecer la Iglesia usando instrumentos que no son métodos de Dios. La motivación es muy linda, pero solo si se usan los métodos correctos; que nuestros métodos puedan también glorificar a nuestro Dios.

 

Además, debemos conocer bien nuestras metas. ¿Qué quiero lograr?, ¿qué quiero hacer?; a veces parece que tratamos de proyectar nuestra propia imagen y no proyectamos la imagen de nuestro Salvador. Los pastores solo somos el instrumento que usa Dios para cumplir sus planes. Nadie puede buscar su propia gloria. Nuestra única meta es la gloria de Dios.

 

Vía: Impacto Evangelístico

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