Una carta de Dios para ti

«Yo soy Dios. Hoy estaré manejando todos tus problemas. Por favor recuerda que no necesito tu ayuda. Si te enfrentas a una situación que no puedes manejar, no intentes resolverla. Te pido amablemente que la coloques en la bandeja: ‘Algo que solo Dios puede hacer’; «porque nada hay imposible para mi» (Lucas 1:37).

Me encargare del asunto en ‘Mi tiempo’, no en el tuyo. «Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir…» Una vez que hayas depositado tu problema en dicha bandeja, no te aferres más a él o pretendas retirarlo de allí. El aferrarte o retirar tu problema, solo hará que se retrase la solución del mismo.

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Si fuese una situación que tú consideres puedes manejar por ti mismo; te pido no obstante, que por favor lo consultes conmigo en oración, para que puedas asegurarte de que tomaras la decisión adecuada. No te vaya a pasar lo de Nohemí, que se fue sin mi voluntad y volvió vacía (Rut 1:21)… y luego me echo la culpa de su desdicha. Además yo no duermo nunca ni me adormezco jamás. No hay razón por la cual tengas que perder tu sueño en la madrugada a causa de las preocupaciones.

Descansa en Mí, y di como dijo el salmista David: «Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza. El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no

resbalaré» (Salmo 62:5,6). Si deseas contactarme, estoy a la distancia de una oración, «Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón» (Jeremías 29:12,13).

Además considera lo siguiente: Sé feliz con lo que tienes. Si encuentras difícil el dormir por las noches. Recuerda las familias desamparadas que no tienen un lecho donde dormir. Si te encuentras atorado en el tráfico, no te desesperes. Hay gente en este mundo para quienes tan solo manejar es un privilegio. ¿Has tenido un mal día en el trabajo? Piensa en aquellos que están por años sin poder conseguir uno.

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¿Estas descorazonado/a por una relación sentimental deteriorada? Piensa en aquellos que no saben lo que es amar y que jamás han sido amados. ¿Te entristeces porque se termina el fin de semana? Piensa en la mujer con vestidos raídos, que trabaja 12 horas al día lavando ropa ajena, a fin de alimentar a sus hijos.

¿Se dañó tu vehículo en medio de la carretera y lejos de toda ayuda posible? Piensa en los parapléjicos que con el mayor gusto tomarían tu lugar por caminar la distancia. ¿Has notado que te aparecen nuevas canas? Piensa en los enfermos de cáncer bajo quimioterapia, que desearían tener tu cabello. ¿Has llegado a los 30 y te has enfrentado a una terrible pérdida y te preguntas: Cuál es el propósito de esta prueba? Sé agradecido.

Existieron muchos que no vivieron hasta esa edad para averiguarlo. ¿Te encuentras en un momento de la vida con que eres objeto de la amargura, ignorancia, pequeñez o

envidia de la gente? Recuerda, las cosas podrían ser peores. Tú podrías ser uno de ellos.

Son muchas las cosas que tenemos que arreglar… y tenemos que ponernos a cuenta. Hoy podría ser un buen día para empezar, «Hoy es el día aceptable, hoy es el día de salvación» (2 Corintios 6:2). Bueno, si te decides… lo primero que tienes que hacer es abrirme tu corazón, recuerda que no puedo entrar a la fuerza, no porque no quiera, sino por lo del libre albedrío… el corazón es una puerta cuyo cerrojo esta por dentro, tú tienes que abrirlo, es tu voluntad la que decide si me dejas entrar o prefieres que me quede por fuera… «He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, cenaré con él, y él conmigo» (Apocalipsis 3:20).

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No es más lo que te digo por hoy… ah! una última cosa que siempre debes recordar: Mi amor por ti es muy grande… ‘De tal manera te ame a ti y a la humanidad entera, que envié a mi hijo Jesucristo para que todo aquel que en él cree tenga vida eterna’ (Juan 3:16). No te olvides de mí…

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